Existen medidas estrictas de protección para garantizar que las vacunas contra el COVID-19 sean seguras. Todas las
vacunas en desarrollo contra el COVID-19 se someten a un riguroso proceso de ensayos clínicos, incluidos ensayos amplios (fase 3) que abarcan a decenas de miles de personas. Esos ensayos, que suelen incluir a personas de alto riesgo, están especialmente concebidos para identificar cualquier efecto secundario habitual. Después del registro y autorización para su uso de las diferentes vacunas comienza la evaluación post-comercialización. En esta etapa se inicia la aplicación masiva en la población objetivo y el monitoreo nacional de los eventos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización (ESAVI)22.